martes, 28 de octubre de 2008

Hasta donde lo normal es racista?

Esta carta, la envió mi amigo Alex Batista, a propósito de un "incidente" sufrido hace unos días. He editado el nombre del involucrado, por ser un buen amigo que ya ha recibido bastantes intentos de humillaciones por ser quien es. Me molesta, no solo porque el racismo es indignante en cualquier parte del mundo, sino porque es peor en un lugar donde el 90% de su población es negra (aunque algunos se crean indios). Pero es también un triste recordatorio de que el ser humano carga la herencia de odio racial en la sangre; este odio no solo se vive en las grandes ciudades. Se que mucha gente exagera y lo ve todo como discriminación, pero la verdad es que muchas discriminaciones se comenten contra las personas solo por ser quien es (Si no preguntenle a mi amiga MM a quien le pidieron que mostrara el abono y la identificación en un autobús, lo cual no es raro si no hubiera sido porque fue la única a la que se lo pidieron). Y es una pena que con todo lo que ha avanzado el mundo en materia de tecnología, economía y calidad de vida, existan tantos seres vivos pero pocos seres humanos.

Hoy (lunes 27 de octubre de 2008) tenía previsto para primeras horas de la mañana mi regreso a Santo Domingo después de un fin de semana en Casa de Campo dando cobertura al torneo de golf Funglode, en mi condición de editor de una revista especializada sobre el tema. Allí me acompañó el fotógrafo y también periodista FC, quien, como sabrán las personas que lo conocen es de tez oscura y padece un trastorno del habla que se agrava en situaciones de presión.
Así las cosas, luego de realizar el “check-out” en la recepción del referido complejo, procedimos a marcharnos por la misma puerta que entramos (K-1, asignada para suplidores y empleados, pero que es la que utilizamos siempre que vamos, por mandato del departamento de seguridad).
Allí se nos pide bajar los cristales de mi carro, sin embargo, no pude hacerlo completamente porque al casi nunca bajarlos, suelen quedarse atascados, por lo que los bajé solo un poco. Pues esto fue motivo suficiente para que una mujer (si se le puede dar a un ser tan malvado el nombre de una criatura tan sublime) del Departamento de Seguridad dice: “Mire, baje bien el cristal para que él (un guardia) pueda hacer bien su trabajo”. A lo que respondí: “Le abriré la puerta porque los cristales no bajan más”; también FC intentaba hablar, pero lucía nervioso, aunque ya sabemos que esa no es la realidad. Esto la debe haber ofendido, porque ordenó !!!Que nos revisaran los bultos!!!!!!!!!! ¿En cuál hotel es que revisan los bultos de los huéspedes? Casa de Campo, especialmente los de los negros. -Más adelante sustentaré mi argumento al respecto-.

A esto, consciente de que es un burdo atropello, le digo que los revisara ella, porque no me prestaría para eso. Así que dos agentes procedieron a ejecutar la humillación; verificaron que no había jabón, toallas o alguno de los terribles potecitos rellenos de shampoo o jabón de baño que nunca usamos. Luego nos miraron los bultos de las laptops que llevamos para trabajar y me dicen que debo llevar una certificación de depuración del Departamento de Seguridad, porque “se están robando muchas laptops”. Me opuse totalmente a realizar el procedimiento, porque creí, y sigo creyendo, que es tener que demostrar que no la robé, algo muy distinto a demostrar que es mía. Ante la situación, llamo a Iban Campo, director de Comunicación de Funglode y un excelente anfitrión, para informarle de que nunca me dijo que debía registrar mi laptop al entrar, que es el procedimiento lógico si se me exigirá algo al salir.

Iban me confirma que le habían dicho que era un procedimiento nuevo y que tenía sus fallas; sin embargo, mientras estábamos parados allí, pasaban unos y otros vehículos cargados de “blaquitos” a los que solo les pedían bajar el vidrio, pero jamás vaciar bultos o justificar la posesión de un equipo. Se lo enrostré a la agente y me respondió con palabras como “engreído” y “malcriado” -pensé que la criada era ella-y luego se reía con sus compañeros diciendo que era yo un mentiroso, luego de escuchar una conversación que sostenía con Iban. Para no cansar con el cuento (si no es que ta cansó) en mi negativa de registrar la laptop, FC cedió y fuimos a recepción y hablamos, entre el camino y el lugar con varios empleados, uno de ellos me aconsejó: “deja eso así, que esa gente no pueden ver un morenito o alguien que no parezca turista, hasta a nosotros los empleados nos maltratan”. Por Dios… Más no pude pedir, FC hizo el procedimiento y salimos, una hora después, pero resulta que el guardia de Seguridad que llenó el papel, no tenía ni idea de qué hacer (lo que demuestra que era una farsa) y fui yo quien dijo que debía poner el serial, porque tomaron una copia de la cédula a FC.

Para colmo, el guardia de la salida, donde estaba la “Comandanta Fascista”, ni revisó eso de seriales ni mucho menos. ¿Qué se entiende? ¿Qué se vio? Que al menos para los guardias de seguridad de Casa de Campo, ser negro y hospedarse allí es un elemento más que válido para sospechar de que se entró a robar. Ahhh, racismo este, eh.

No emitiré juicios de valor sobre la Administración del complejo, aunque nunca apareció nadie que diera la cara por unos “clientes”; solo sé que yo, desde el primer día en que llegué, hasta el último fui acumulando razones para jamás pasar por esos predios… porque yo también soy negro.

Había tantas maneras de solucionar aquello. Una llamada por radio, por ejemplo, para que alguien anotara los seriales y nuestros números de cédula (aunque seguiría siendo ofensivo, era menos humillante) O preguntarnos al entrar si teníamos equipos electrónicos, lo que no pasó con nosotros ni con otros periodistas, a quienes tampoco les pidieron certificar ni dejar copia de cédula para sacar sus equipos.

PD. No estoy pidiendo, ni requiero, una disculpa de parte de la administración de Casa de Campo, solo les hago saber en este mail que daré a conocer la situación a mis conocidos y amigos para prevenirles de encontrarse en una situación similar; ellos sabrán como evitarla. . Tampoco lo hago para que sea publicado; pero quien sabe si llega a servir para evitar otros maltratos de ese tipo.

sábado, 25 de octubre de 2008

Buenos Samaritanos

Es la segunda vez que me pasa. Aunque esta vez fue mejor. El 14 de enero del 2007 me robaron los documentos en el rastro de El Pozo. Estaban en un porta abono y a pesar de que llevaba las tarjetas de debito, éstas no tenían dinero. Me di cuenta en el momento justo que me sacaron el abono pero no quien pero estaba desesperada. No tenía justo 4 meses en España y ya me habían robado la documentación, cosa que en República Dominicana no me había pasado en 24 años. Pero bueno así es la vida. El caso es que le dije al tendero del puesto lo que había pasado y que si lo encontraba lo reportara porque estaba segura de que no harían nada con él. Y así fue. Ni siquiera se llevaron las tarjetas. Esa misma noche la policía me llamó y me dijo donde buscarla. El señor del puesto lo encontró al acabar las ventas, tirado entre los desperdicios. Tuve suerte y me sentí agradecida por ello.

Pero lo que pasó hace unos días fue diferente. Esta vez lo perdí. Fui a visitar a los chicos a Omel y al salir venía caminando con Patri hasta a una esquina de su casa. Comenzó a llover y yo obviamente andaba sin sombrilla (es una puntería, el día que salgo sin ella, llueve). Patri me acompañó hasta la Dr. Castello con López de Rueda. Le dije que no se preocupara, que me cubría con la chaqueta, porque iba a la piscina M86. El caso es que con las prisas por la lluvia perdí el abono junto a toda mi documentación (tengo la mala [o buena] costumbre de llevarlo todo junto porque así no se me olvida, además de que si me roban el monedero no perderé nada vital.

El caso es que se me cayó en algún punto del trayecto hasta la Dr. Esquerdo, por Sainz de Baranda. Y esta vez estaba más ansiosa. Una de las tarjetas tenía unos 200 euros y en la otra me depositarían el dinero de la nómina de ese mes. Si la bloqueaba tardaría días en retirarlo porque ese banco repone las tarjetas como en una semana y luego manda el pin, etc, etc. Y no tenía tiempo de ir al banco a retirarlo porque iniciaba un nuevo trabajo por la mañana y el horario de banco es hasta las dos, y tenía que pagar el alquiler, etc, etc. En fin, que me estresé bastante, lo suficiente para recorrer el trayecto nuevamente dos veces y luego marcharme a mi casa porque no tenía ánimos para nadar. La suerte era que tenía unos 5 euros sueltos en el monedero porque si no, hubiera tenido que irme andando a casa. Además se me cayó el celular y se le rompió la pantalla.

El caso es que llego a casa desmoralizada y un poco deprimida. Noté con cierta alegría y suerte que la otra tarjeta estaba en casa, como medida para evitar que me dieran ganas de gastar por ahí y como había cancelado la que perdí respiré mas tranquila. Aún así, tendría que ir a la policía cuando saliera del trabajo a reportarlo.

Cual fue mi sorpresa cuando esa noche, llamaron a casa preguntando por mi. Era una pareja de buenos samaritanos, que habían encontrado los documentos y como en el NIE sale mi dirección, y al parecer viven cerca de casa decidieron llevarmelos personalmente en vez de dejarlo en la comisaría (que estaba cerrada a esa hora, por cierto). La verdad es que me sentí hasta tonta dandole las gracias porque sabía que ese tipo de gestos no es algo que se paga con dinero. Además fue un gran detalle que se tomaran el tiempo para ir a casa a devolverlo. No se sus nombres, no quisieron darmelo y en la confusión no lo pregunté. Pero se que tienen un pequeño establecimiento en la calle Sainz de Baranda, un puesto de Tabaco. Así que ya se donde encontrarlos.

Quizás parezca cursi que en este mundo tan superficial y egoísta, donde la mayoría de las personas viven inmersas en el Yo, me sienta feliz de que aparezcan héroes anónimos como ellos, que con pequeños gestos pueden hacer que surja la luz en un momento de oscuridad. Gracias a Dios por personas como ellos!!

miércoles, 1 de octubre de 2008

Omel...

El primer día que entré a Omel, pensé lo mismo que cuando vi Madrid la primera vez: Dios mío, y donde fue que yo he caído.

Casi ni hago la entrevista. Era un miercoles. Recuerdo que la chica que me llamó (que creo que era Ainara) me insistió en que me escapara del trabajo temporal que tenía en ese momento (y que terminaba en una semana) y que fuera, que me convenía. Le hice caso, y luego de un ridículo examen de inglés y una entrevista con un señor que no tenía ni idea de que preguntar (hay que reconocer que Pedro sabrá del mercado electrico y de SIOM, pero de entrevistar a secretarias no), volví a mi trabajo temporal a terminar la semana. Me llamaron dos días después (ya tenía un trabajo concertado) y me dijeron que querían que empezara de una vez. Como tenía otro trabajo en mente, les pedí hasta el martes siguiente. Y como no me decidía por ninguno de los dos trabajos, y en el otro tenía que recibir un entrenamiento por la mañana, esa semana trabajé en los dos. Y casi me quedo con el otro porque en Omel no paraba de sorpresa en sorpresa...


Es que llegué a trabajar fresh new y nadie sabía ni quien yo era ni para donde iba. Tenía que ver a Santos Ortega, pero este estaba comiendo y nadie sabía a que departamento iba a trabajar. Yo pensaba: "Dios mío, empezamos mal, en que manicomio he caído. Tanta urgencia y ni siquiera sabían que comenzaba hoy ni donde". Luego salieron Genma Fuentes y Conchi. Como eran las dos necesitadas, esperaban ansiosamente el veredicto para ver a quien le tocaba "la suerte" de tener a la nueva. Al final dedujimos que como sólo me había entrevistado Pedro, iba a la DSI.


Lo primero que me llamó la atención fue lo abierta de caracter que es Conchi. El primer día me habló con una confianza y con tanta simpatía que obviamente me extrañó (lo sé, no es que sea raro, pero no es muy común que digamos). Practicamente me abrió las puertas de su casa y me trató como si fuera su mejor amiga, me dió todos sus números, consejos sobre el trabajo y tuvo la sensatez de no hablarme de nadie. Me dijo que yo sola tenía que formarme una idea de la gente. Obviamente eso me encendió una alarma. Una que se agravó cuando me presentaron a las secretarias de Presidencia y Rosa me dijo: "A ver cuanto duras en el puesto".



Con el instinto retumbando cual alarma de bombero me reuní con Pedro, Raúl y Juan Carlos, mis tres jefes. Todos muy formales y muy serios aunque Juan Carlos tenía cara de estar haciendo una travesura, Raúl de estar apurado y Pedro de tener que hacer este "requisito" obligado. Y cuando terminaron de hablar (no duramos unos 5 minutos) se me ocurrió decir: "A mi no me gusta tener problemas con nadie ni estar cargando con los problemas de nadie. No me gustan los chismes ni que me enreden en problemas ajenos". Juan Carlos casi se ríe y Pedro y Raúl se miraron al estilo de "Houston, tenemos un problema" pero no le dí importancia. Un par de meses y unas cuantas flechas esquivadas después, entendí que el instinto no me engañó: definitivamente había caído en un manicomio...



Omel es un crisol de la cultura española; un microcosmos. Hay de todo, sencillamente de todo. El problema es que a pesar de ser pocos hay "de todo" en grandes cantidades. No entraré en detalles de los caracteres de todo aquel que trabaja allí pero vamos a dejarlo en que hay una paleta de colores bastante extensa para ser unas 54 personas. Nunca había encontrado tantas personalidades "coloridas y folklóricas" y eso que he trabajado en un periódico, donde se ve DE TODO.

El caso es que después de unas semanas y a pesar de tener que evadir algunos conflictos que heredé comencé a acostumbrarme a la atmósfera. Y a pesar de que hay mucha gente que trabaja en otros departamentos de OMEL a la que estimo y quiero, debo reconocer que me tocó el mejor de los grupos. Algunos dirían que es por ser una chica en un departamento mayoritariamente de hombres, pero yo creo que es la personalidad de éstos los que los hace geniales.


Jose Carlos, por ejemplo, es el tipico gracioso de la oficina; el alma de la fiesta, la alegría de la huerta, siempre con un chiste o una historia graciosa, o una sonrisa. Sin embargo, detrás de esa alegría hay mucha profundidad, unos ojos muy observadores y una mente muy sagaz (que él afirma es su lado "femenino" y que yo llamo perceptivo, el hecho de que las mujeres seamos más sensibles que los hombres no tiene que ver con esto). Y es inquietantemente certero. Parece un alma vieja en un cuerpo jovén, lo que a veces se nota, jajaja. Tiene un problema con la edad, y al parecer la paciencia no es siempre su fuerte, pero es muy real y único.


Alex es el típico "tíguere" de la oficina, pero en el buen sentido(debo explicar que tiguere en este concepto es una persona lista, avispada, que siempre tiene una respuesta y soluciones para todo: problemas, chistes, bromas, situaciones dificiles). Es gracioso, chistoso, simpático, achuchable, cariñoso y a veces simplemente encantador (no por nada es mister Omel), aunque tenga sus salidas de doble sentido y sus chistes un tanto colorados (verde para los españoles, jajaja). Pero es además responsable, un poco estricto de las normas y a veces un cabezota (fiel discipulo de Mr. Navarro), lo que le hace un contraste interesante. Puede ser bastante firme en cuanto a las cosas del trabajo aunque lo dice de un modo relajado y medio en broma, que no te lo tomas a mal. Y al igual que su "mentor" cuando se concentra en algo, dificilmente presta atención a nada más.



Mario es.. buehhno, es Mario. No creo que haya muchas palabras para describirlas. Es inteligente, centrado, divertido y risueño (cuando quiere). Su marca personal es quejarse un poco de todo (y parecer en el proceso un abuelito esperando la jubilación en vez del joven fiestero que debería ser [y que muchas veces es]). Sin embargo, no siempre se queja y de vez en cuando se ve que desborda alegría y energía aunque esté en el trabajo (al parecer el lugar más aburrido del planeta según su percepción). Y otras veces es extrañamente empático y perceptivo, de un modo que te quedas pensando: ¿de donde ha salido ese comentario? Pero bueno, así es Mario. (Debo hacer notar, que despues de escribir esto, Mario se ha vuelto menos quejica y más natural, o será que ya no lo veo tanto? ;-)No se, pero se le nota el cambio para bien)



Y David, bueno, es el informático más ordenado y organizado que he conocido en mi vida. Puede que sea por tener influencia militar? nop, Navarro también la tiene y deja corto a mi padre (y a mi misma) en desorden. Creo que es parte de su personalidad meticulosa, estructural y organizada. Pero es un buen hombre. Dulce, amable, buen padre, curioso como pocos, con cara de no romper un plato (aunque estoy segura que ha roto unos cuantos) y sorpresivamene chistoso. Es paciente y tranquilo (aunque tiene un temperamento por ahí) pero nada aburrido. Aunque no lo parezca, hace lo que quiere y como quiere y aunque muchos lo considerarían soso, tiene una forma particular de ver y vivir la vida que lo hace destacar. Que cómo lo sé? quien más pondría un portapapeles de llavero, solo porque es una abeja? Y apuesto a que lo hizo sin mucho esfuerzo, sin ni siquiera plantearselo.



Pedro es el jefe; que nadie lo dude. Es vasco, lo que al parecer por estos lares justifica su personalidad. Su pelo es rubio rojizo (no pelirrojo pero casi) lo que supongo justifica su temperamento que es muy fuerte según la ocasión. Es inteligente, centrado, un poco estricto, aparentemente tranquilo y a veces un poco ácido. Pero es ingenioso, gracioso y muy chistosito, según la ocasión (como cuando sale con Carlos y Luis Miguel: el trío matamoros). Eso si, no se te ocurra mencionar la edad, porque es algo quisquilloso con el tema. Puede ser amable, justo y muy normalito. Pero en un grupo de personas siempre se nota que es el jefe.



Raúl por otra parte, es "uno de los chicos". Es quizás el más cercano de los jefes (Navarro genera mucho resentimiento para ser tan cercano) y es un hombre sensible, tranquilo, amable, calmado, que maneja las crisis con mas calma de lo que parece. Aunque a veces parece frío distante, no lo es. Generalmente no pierde la compostura (y si la perdiera, no querrías estar cerca) y es muy humano, quizás por eso es quien trabaja más de cara al público. Tiene buen ojo para la fotografía y es muy bueno (mi profesor Ayuso estaría encantado de conocerlo). Mas que tímido es un poco reservado con la gente, pero cuando lo llegas a conocer es divertido, sencillo (aunque sus gustos digan lo contrario) y sociable.



Y Juan Carlos, bueno, es un extraño rompecabezas, jajaja. Debo decir que se ha ganado a pulso lo de las Navarradas. Tiene una personalidad que impone (e incluso intimida a algunos, aunque no mi caso) porque es muy centrado en lo que hace. Es eficiente, perfeccionista y meticuloso. Cuando fija la mente en algo, no la suelta (desearía hacer una analogía, pero si lee esto, me mata, jaja). Cuando no está centrado en el trabajo, lo cual es dificil porque es un workaholic, es muy sociable, divertido, simpático, incluso carismático. Tiene una debilidad por las apuestas sobre café (que paga rigurosamente, aunque sea dificil convencerle de que ha perdido), los chistes colorados (verdes en españa) y las analogías de doble sentido, pero no de modo ofensivo.

Como persona es muy abierto, tiene lo que me mi amiga yina llama "buen caracter" y si no trabajaras con él te caería bien enseguida (no me entiendan mal, cae bien, pero tienes que conocerle un poco para esto). A pesar de que su mala fama como jefe se impone sobre lo demás, todos lo estiman como compañero y amigo, y de hecho conozco por lo menos unas 4 mujeres del entorno OMEL que babean por el (me gustaría decir quienes son pero podría ser asesinada,jejeje,), lo cual no entiendo y no debe decirse porque ya tiene suficiente autoestima. No me entiendan mal, no es arrogante solo un poco exasperante e irritable, lo cual le divierte bastante. Y si, es de quien mas he escrito porque extrañamente, aunque laboralmente es el que menos he tratado, es el que mas conozco y al que quiero como a un hermano bonachón con el que siempre te metes (si digo tío, me mata, jejeje).



Podría pasarme horas escribiendo sobre este grupo; sobre los demás, escribiré luego. Pero ya he tardado bastante en publicar esto y no voy a dar mas rodeos, total no creo que lo lean (a excepción de jose carlos, que luego le dirá a todo el mundo, y todos terminarán leyendolo igual, jeje). Pero debo de reconocer que son un grupo que quiero y extraño mucho. Mis amigas una vez me preguntaron que qué hubiera pasado si me hubiera tocado DLF en vez de la DSI y si hubiera preferido más estar en la DLF. No lo consideré. Ni si quiera lo pensé al responder.

Debo reconocer que después de responder lo analicé porque era el mismo puesto, con una compañera de trabajo más dulce y amigable, con menos presión y menos trabajo (perdón bea, pero no se compara) y quizás todavía tuviera un trabajo fijo en vez de los temporales que hago ahora. Pero mirando atrás y comparando se que mi respuesta fue la acertada: Nop, por nada del mundo, ni por un instante. No cambiaría esos 16 meses en OMEL, en la DSI, con mis amigos, ni por un instante!