martes, 22 de septiembre de 2009

"Extrañame pero dejame partir"

“Extráñame, pero déjame partir”

Hace dos días recibí este mensaje en mi mail. En vez de mi escritora habitual, mi querida profesora Noris Céspedes, escribía Adalgisa Reyes, una de sus amigas, para informarnos a su círculo que el "inquilino indeseado" había perdido su batalla y Noris se había ido con nuestro señor.

Conocí a Noris, como muchos otros, en un aula de la UASD en mi primer semestre, que casualmente fue su último. Sólo me enseñó unos meses (no llegó a terminar el semestre) pero bastaron para marcarme. Me enseñó mucho sobre la limpieza y la defensa del lenguaje.Noris era una de esas profesoras que recuerdas toda la vida.

Y siguiendo uno de sus deseos, reproduzco el mensaje que me envió su amiga, en homenaje a esa profesora, que con sus columnas alegraba mi semana, y que me recordaba que hay que luchar mientras te quede un aliento de vida en el cuerpo. Para tí Noris... Te extrañaré pero sé que has descansado. Me apena que te hayas ido pero me alegro que estés en un lugar mejor..


Este es uno de los tantos mensajes que Noris se encargo de transmitirnos en los últimos anos. “Mi columna de Hoy, Mi columna de Ayer, Mi Columna de esta Semana”, la que yo esperaba siempre, La Columna de Noris, la profesora que admiramos muchos. Hoy, después de algunos días sin saber de ella, me he enterado que ha partido mi profesora; un ser humano que siempre admirare, por su valentía, por su fuerza de voluntad, por su entrega, por su coraje . Noris, siempre te recordare. Ese “Inquilino Indeseado,” como solias llamarle, ya no morara en ti, porque estas en los brazos de Dios.

“Extráñame, pero déjame partir. Cuando llegue al final de mi camino y el sol para mí no brille más, no quiero ritos en una habitación melancólica. ¿Por qué llorar por un alma liberada? Extráñame un poquito, pero no por mucho tiempo. Acuérdate de todo lo que compartimos. Extráñame, pero déjame partir… Este es el viaje que todos debemos hacer. Es todo parte del plan del Maestro; un paso en el camino hacia el verdadero hogar. Entierra tus penas con buenas acciones. Extráñame, pero déjame partir”.

“No he muerto. Aunque mi cuerpo no esté, siempre mi presencia se hará sentir. Seré el silencio de nuestro hogar que tanto compartimos. Seré la brisa que besará sus rostros. Seré un recuerdo que asista a su memoria. Seré una página bonita de su historia”. Y yo le agrego: Siempre estarás en nuestros corazones. Y aunque te dejamos partir, te extrañaremos por siempre”

P.D.: Envio esto para aquellos amigos de Noris, que aun desconocen que partio el sabado 19 de septiembre, 2009.

Adalgisa Reyes

frase histriónica anterior

"Lo grave no es que soy mala, sino que debería ser más mala aún", by me.

Inspirada por muchos seres vivos que he encontrado en el camino y que piensan que ser buena es sinónimo de estúpida o de pendeja...

viernes, 11 de septiembre de 2009

11-S Ocho años después

Mira las vueltas que da la vida. Recuerdo exactamente el momento en que ví la noticia sobre el 11-S. Estaba en la universidad, y acababa de llegar a la oficina del FEFLAS, donde mi amigo Cadiz militaba para risas (y un poco de verguenza) de los demás estudiantes de periodismo. No piensen mal, pero es que después de tanto hablar de objetividad e imparcialidad, mostrarse partidario abiertamente estaba mal visto (ahhh, la inocencia del idealismo estudiantil!).


El caso es que al entrar a la "oficina" del Feflas (cuartucho semejante a un armario de limpieza) lo primero que vi fue la imagen del televisor. Una de las Torres Gemelas humeaba y en ese preciso instante se acercaba el segundo avión. Pensé que veían una pelicula de Hollywood (han destruido Nueva York más veces de la que se pueden contar con las dos manos) hasta que los rostros serios (y el logo de CNN) me dijeron lo contrario. Eran como las 9 y 05, y aunque no lo sabíamos, el mundo había cambiado un poquito.


En mi pequeña parte del mundo estamos acostumbrados a escuchar sobre los ataques terroristas y pensar como algo muy lejano, que le pasa a otra gente siempre. Hasta que ves que sucede en la ciudad donde más dominicanos tienen familia y comienzas a preguntarte: ¿Alguno de los míos trabaja ahí?
Para muchos, ese día el mundo cambió. Por qué? porque la imagen de la "máxima" potencia se resquebrajó y se rompió en mil pedazos (al igual que las torres gemelas del World Trade Center). Si la potencia más fuerte del mundo es tan vulnerable que le espera a los demás. Ese fue el mensaje. Y surtió su efecto. Ocho años más tardes, Estados Unidos (y la mitad del mundo consigo) atraviesa una de las crisis financieras más grandes de su historia.
¿Que por qué? porque el mundo financiero perdió su confianza en ellos. Los efectos políticos, sociales y económicos de un simple ataque terrorista (perdón, pero estos ocurren demasiado a menudo en otras partes del mundo) todavía se sienten en el mundo. La onda expansiva de miedo, desconfianza y preocupación llevó a una o dos guerras absurdas, a otros ataques terroristas (el 11-M en madrid, y los ataques en londres el 7 y 21 de julio), al acribillamiento erróneo de un ciudadano brasileño en londres sin ninguna razón aparente, al primer presidente negro de Estados Unidos y como ya dije a una de las crisis económicas más grandes de la historia actual.
Tres mil diecisiete (3,017) muertos (incluyendo 24 que nunca aparecieron y los 19 terroristas) en uno de los atentados terroristas con mas víctimas en el mundo. Mi país obstenta desgraciadamente el título de la nacionalidad de más latinos muertos en el atentado: 25. Y aunque parecen pocos entre mas de tres mil, para 25 familias fueron más que suficiente.
Ocho años después el mundo recuerda la tragedia. Y aunque no es ni ha sido la única, hay que reconocer el impacto de este hecho en nuestras vidas. Después de todo, quien no recuerda que estaba haciendo ese once de septiembre del 2001, el día en que "el mundo cambió"

El estigma del Extranjero

Me prometí a mi misma que no hablaría de esto. Que no valía la pena porque lo hecho, hecho está y que no se puede exacerbar los prejuicios ya latentes. Me prometí a mi misma que simplemente olvidaría, que no me permitiría encasillarme en el estigma en que vivimos los viajeros. Pero no puedo.
Esto me corroe como el veneno y una semana después del hecho, me sigue doliendo, sigo tan enfadada y con tanta ira en mi interior que no puedo evitar que se me salten las lagrimas de la impotencia.
Intento convencerme de que es, de que fue, una tontería, que me sentí así solo porque nunca lo había vivido, pero la verdad es que no lo creo así. He vivido situaciones parecidas y nunca me había sentido tan mal. No me malentiendan, a lo mejor era solo el cansancio de un día de trabajo y cinco horas de viaje en autobus. Las ganas de dormir y de que me dejaran en paz también influyeron, pero bueno, así es la vida de subjetiva...
Era el único fin de semana libre que tenía de vacaciones en este verano. Iba a conocer Granada, famosa ciudad andaluza, conocida mundialmente por ser la ubicación de la Alhambra.
Llegamos a la estación de Autobuses de la ciudad a las 12:40 de la noche. Al bajar del autobus, saco el móvil para llamar a mi amiga (y compañera de viaje) para decirle que ya estaba en la ciudad, es que estaba preocupada por que llegué tan tarde a una ciudad desconocida.
Al colgar el móvil se me acerca una oficial de policía (no podría decirle señora ni aunque me obligaran) y me dice que están haciendo un control policial y que necesita ver mi documentación. No es la primera vez que pasa, en Madrid es el pan de cada día. Le das el DNI, llaman al control, verifican que no te lo has robado ni falsificado, que eres tú de verdad y te lo devuelven mascullando un gracias o un perdone las molestias (algunos, otros ni te miran, como si fueras basura) que parece atragantarlos. (En este tema soy subjetiva, he tenido bastante de la burocracia madrileña).

Pero esto no era un control policial 'estándar'. Además de pedirme mis documentos me hicieron vaciar la mochila que contenía mi equipaje y mi bolso en medio de la estación y revisaron prenda por prenda (incluyendo bragas y brassiers —sujetador—) para comprobar que no llevaba drogas. No me hubiese importado si a todos los del autobús le hubieran hecho el mismo 'control'. Pero no. Solo retuvieron a cuatro personas. ¿Adivinan quienes? Los cuatro extranjeros de color del bus. Dos chicos claramente africanos, una portuguesa, que al parecer tenía la residencia en trámite por lo que también le toco ir al baño a desnudarse frente a una policía, y yo.

Después de preguntarme un millón de cosas absurdas como donde vivo, que estudio, de donde vengo, etc (si, absurdas porque si estuviera ilegal o con documentación falsa me la sabría de memoria y no sería tan estúpida de decirle al policía que estoy ilegal), el policía al ver mi indignación quiso suavizar las cosas y me dijo que no era por ser inmigrante sino porque era una chica que viajaba sola de noche. Me hubiera reído en su cara pero la verdad no tenía mucha gracia. Así que después de responderle que le fuera meter ese cuento a su madre (o al idiota de turno) le sugerí que su 'excusa' empeoraba las cosas porque además de racista era machista. ¿Qué pasa, que no puede una mujer viajar sola de noche sin ser una mula? Realmente se puede ser tan idiota (o tan estereotipado?).


No se si es mi lógica pero entiendo que los narcotraficantes son también seres pensantes que calculan probabilidades y sabe que es más probable que paren a un inmigrante que a alguien con 'aspecto de español'. Igual que es más fácil que una chica sola llame la atención sobre si misma, que acompañada.

El caso es que me indignó. De una forma inexplicable. Me sentí humillada. No les basta la burocracia, los aros que te hacen pasar para darte un papel (o la seguridad social, el NIE, una autorización de regreso, el empadronoamiento, etc) el mirarte por encima del hombro, el suponer que eres camarera o doméstica por ser latina, el que resaltes en algunos pueblos, el que la gente se te quede mirando como si hubieras salido del circo solo por ser de color (y que conste que yo no soy tan negra como son muchos andaluces), el tener que escuchar las quejas porque los extranjeros venimos a ocupar los puestos de trabajos de españoles (como que su Gobierno no hubiera tenido que buscar extranjeros porque había puestos que nadie quiere hacer). En fin, que me indigné de tal forma que cada vez que pienso en mi viaje a Granada no recuerdo las maravillas de La Alhambra, ni los bazares que visité, ni la foto que me hice vestida de árabe, ni lo que ví, ni lo que comí. Solo recuerdo ese trago amargo que sembró en mi la idea de que la tolerancia en España es una utopía, un cuento de hadas y que si abres bien los ojos puedes encontrarte en una pesadilla...